martes, 25 de octubre de 2011

20-N

Siempre, como miembro mayor de edad del estado Español, me he sentido en la obligación de votar. 
Pienso que muchos dieron sus vidas por lograr que España se conviritiese en una democracia parlamentaria, en la que el pueblo sería soberano. 
Por eso hubo una guerra civil que, desgraciadamente, no sólo no consiguió la ansiada libertad, si no que puso al país entero bajo el yugo de un dictador.

Y la población española que no quería una dictadura para su país sufrió censura, asesinatos, fusilamientos, persecución, religión, opresión y demás. Sólo por pensar distinto, por querer una nación libre y democrática. 36 años después se logra instaurar un régimen que nos hace a todos iguales, donde hay libertad de expresión y en el que la libertad de uno sólo tiene un límite: la libertad del otro.

Es por eso que he participado hasta ahora en todos las elecciones en las que he podido. Pienso que se ha sufrido mucho en este país por tener lo que tenemos, y aunque solo sea por respeto a los que murieron por dejarnos un mundo mejor, siempre he votado.


 
Sin embargo ahora me encuentro en una grave crisis de conciencia. Lo que los libertarios y demócratas persiguieron con tanto ahínco, ahora está pervertido por el poder de los bancos y por sus marionetas: los politicuchos de este país. 


El sistema se pudre y el pueblo "soberano" acude a las urnas para determinar qué partido será el responsable de sus propias chapuzas, y qué partido será quien le eche en cara dichas chapuzas sin, por supuesto, ofrecer alternativa alguna.

Entonces, ¿Debo votar?. Siempre he oído aquello de que "el que no vota, no se puede quejar". Frase que incluso yo he utilizado alguna vez. Sin embargo pienso que eso es como decir "Si estás contra el hambre en áfrica, debes pasar hambre". No me hace falta participar de algo para darme cuenta de que hay que cambiarlo. 

Y votar no va a hacer que cambie, si no todo lo contrario. La verdadera muestra del descontento de la población y de que esta democracia no funciona serían unas elecciones con una participación ciudadana inferior al 40%. Si un partido gana con una participación así, lo último que puede hacer es alegrarse. Sería un todo o nada, un total y absoluto órdago al sistema.

"Ninguno de vosotros me puede representar, dame democracia en la que pueda participar
nos engañan con un cebo, la quimera de la libertad: todo es patraña"  
 Ska-P, Ni fu ni fa 

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